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España, país de servicios y poco más


La economía española sigue la senda de la recuperación con altibajos, aunque parece que los “bajos” son más pronunciados que los “altis”. Atendiendo a los últimos datos de paro registrado, así como lo que vendrán en los próximos meses, parece que la estacionalidad y el sector servicios siguen acaparando el mayor volumen de empleabilidad en España. 

Al margen de la polémica surgida entre expertos y aspirantes a tal, sobre si la economía española crecerá solo cuando el PIB se sitúe por encima del 2%, o antes de llegar a esa barrera, lo que parece claro es que el modelo, su tejido productivo, y el futuro de un sistema económico de calidad parece que a nadie le importa. 

Según se desprende del último Informe sobre Distribución Sectorial llevado a cabo por Adecco, el sector Servicios se sitúa a la cabeza del empleo con un 44,6% de las ofertas de trabajo creadas en España. En segundo lugar se encuentra la Industria, con el 38,2% del conjunto de ofertas de empleo en nuestro país (cae dos puntos y medio en un año), y tras ella, el sector TIC, que aglutina el 15,2% y crece casi un punto. 

Por su parte, Construcción sigue siendo el sector más castigado y vuelve a reducir su presencia en la aportación total al mercado de trabajo: sólo el 2% de las ofertas de empleo requieren personal para esta área, 1,2 puntos porcentuales menos que el año anterior. 

La foto fija de esta creación de empleo en el final de la crisis es muy reveladora de cómo estamos afrontando la misma, y, por desgracia, lo lento que está siendo el proceso de reconversión del paso de la construcción a un desarrollo de empresas con alto contenido de innovación tecnológica.


Con respecto al año anterior el sector TIC (Informática, Telecomunicaciones y Contenidos Multimedia) apenas avanza dos puntos en las creación de puestos de trabajo, y todavía se mantiene muy lejos del sector Servicios, ese con necesidad de mano de obra menos cualificada, y por lo tanto, con un valor añadido de menor calidad. 

Esta realidad lastra por una doble vía la recuperación de una economía sólida y edificada bajo un modelo que soporte futuras crisis. Por un lado a nivel productivo, si al menos no crecemos en innovación lo podríamos hacer a nivel industrial (Automóvil, Industria Química, Metalurgia, Maquinaria) en la creación de productos para su venta y exportación. Pero han caído dos puntos las ofertas en este sector, por lo que nuestro tejido productivo sigue siendo muy débil. 

La otra vertiente, la ya mencionada sobre el sector TIC, refleja ese querer y no poder con la evolución de un modelo basado en la creación de puestos de trabajo de alta cualificación, y que a la larga, repercute en el sistema económico del país.

Malas noticias si la vía de creación de empleo se sigue yendo a la hostelería y los trabajos de escasa o nula cualificación y valor añadido. Pueden ser el remedio temporal que ayude al descenso en las tasas de paro, pero ese parche se volverá ineficaz cuando dentro de un par de ciclos económicos todo vuelva a sacudirse y España no tenga un tejido empresarial y productivo sólido y de alto valor añadido. 

Por: Raúl Masa (@raulmasa)

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