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El color de la crisis


Leyendas urbanas y estudios más o menos rigurosos avalan la extendida teoría de que en época de crisis crecen las ventas de labiales rojos. Leonard Lauder, presidente de la marca de cosméticos Estée Lauder, formuló hace años una teoría según la cual cuando se disparan las ventas de pintalabios de este color, se aproxima una crisis económica. 

Según sus estudios, a medida que aumenta la incertidumbre de los consumidores estos tienden a sustituir los artículos más caros o de lujo por otros más baratos y sencillos. Su teoría dio lugar a lo que se denominó como el ‘Leading Lipstick Indicator’, un índice según el cual las ventas de este tipo se disparan en tiempos de crisis porque las consumidoras combaten el mal tiempo o los malos augurios, comprando cosméticos y especialmente los de este color. 

“En una época tan conflictiva como la recesión económica hay que priorizar gastos, por lo que las consumidoras buscan reafirmar su feminidad y belleza en productos de maquillaje y cosmética que les permitan cambiar de aspecto, dar vida a un ‘look’, a un precio mucho más reducido que si tuvieran que renovar todo su armario acorde con las tendencias. El secreto del color rojo está en su calidez y el optimismo y seguridad que imprime a quien lo lleva”, afirma Sebastián Martín, psicólogo murciano. 

Mitos fuera, lo cierto es que este sector es uno de los pocos afortunados que, pese a la situación económica, mantiene su buen estado de salud porque el cuidado personal no decae, ni en hombres, ni mujeres. Si hay un sector que resiste al impacto de la recesión económica es, sin duda, el de los productos de belleza, especialmente en lo relativo a todo aquello consumible por el público femenino. “Ante la incertidumbre constante, son muchas las personas que buscan de vuelta en el espejo la imagen agradable que quieren proyectar de sí mismos. Verse bien, sentirse a gusto con uno mismo es muy importante para mantener la esperanza en la capacidad de cambio. Los consumidores quieren experimentar, conocer nuevos productos sin dañar su bolsillo, capaces de optimizar los resultados prometidos”, explica Natividad Expósito dependienta de una firma de cosmética. 

Según un estudio de la consultora DBK, las ventas crecieron un 1% durante el pasado año y las españolas hicieron ocho millones de compras de perfumería más que en 2008 y compararon precios y estuvieron más pendiente de las ofertas. “Se trata de dar con el producto estrella: el que resuelve más problemas y tiene efectos más certeros. La compradora busca más calidad, productos de confianza, muy innovadores y tangibles”, advierte Manuel Seseña, consultor de belleza de unos grandes almacenes. Así, a los pintalabios de color rojo se suman todo tipo de maquillajes y, especialmente las cremas conocidas como ‘prodigiosas’ o ‘milagro’ por las distintas líneas de ataque en que se desarrolla su composición. 

Pero el cuidado personal no se queda en la adquisición de cosmética, sino también en los más punteros tratamientos que llegan hasta los salones de belleza, los que si bien es cierto que no han notado un crecimiento tan espectacular, tampoco han decaído su presencia en el mercado.

Por: Yolanda Salmerón (@YolandaMyS)

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