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Vodafone y Orange: Una fundación, una responsabilidad

fundacion vodafone orange

El imaginario colectivo tiende a simplificar todo a su mínima expresión. Si una empresa tiene un comportamiento poco ético con sus trabajadores, “todas las empresas son malas”. Pero nada más lejos de la realidad, las empresas, ya sean grandes o pequeñas, son activos fundamentales para el desarrollo de una sociedad, no solo en su cometido como motor económico, sino también con respecto al compromiso hacia las personas que más lo necesitan. De esa parte se encargan en muchos casos las fundaciones, y es por eso que en esta ocasión traemos el ejemplo de dos compañías que vuelcan grandes esfuerzos en esta parcela: Vodafone y Orange

Son grandes y dinámicas, a parte de competidoras, y aunque no viven su mejor momento económico, las principales compañías de ‘telecos’ que transitan por España centran gran parte de su actividad social en el desarrollo de sus fundaciones. Aunque de entrada, y no sabemos si por miedo a ser confundidas con las entidades financieras y sus “obras sociales”, o la perversión que ha habido dentro de ellas, se desmarcan de inmediato. Así, el director general de la Fundación Orange, Manuel Gimeno, es tajante diciendo que sería muy exagerado afirmar que estas fundaciones sustituyen a las “obras sociales” de las cajas de ahorro. De hecho, asegura que “ambas han sido coetáneas, por lo que no hay una sustitución temporal, como por los importes destinados”. 

En este aspecto, el director general de la Fundación Vodafone España, Santiago Moreno, cabalga en la misma línea y asegura que en su caso llevan más de 20 años trabajando, y que su misión ha estado centrada en la “tecnología móvil para ayudar a las personas, prestando especial atención a las personas con discapacidad y las personas mayores”. Por lo tanto, olvidado el tema de “sustituciones sociales”, toca destripar la realidad de estas fundaciones y su importancia dentro de la compañía. 

Prioridad social y empresarial                                                                  

Existen 27 Fundaciones Vodafone en el mundo, una en cada país en el que la compañía opera”. No se trata de algo aislado o que centre la atención de una determinada región, en el caso de Vodafone se muestra como una estrategia integrada dentro de la compañía. ¿Pero esto ha aguantado a la crisis económica? Se podría pensar que ante la falta de recursos ayudar a los demás parece una exquisitez, pero nada más lejos de la realidad en el caso de Vodafone, “ante el complejo entorno macroeconómico actual, el presupuesto anual de la Fundación Vodafone España se mantiene en 5 millones de euros”, nos aclara su director general.
 

Pero no se trata de ninguna rareza. Son competidores en el mercado, pero bastante miméticos en su responsabilidad social, y de este modo el director general de la Fundación Orange nos confirma también que su “presupuesto no se ha visto reducido en un solo euro desde que empezó la crisis, es más en los últimos años incluso ha crecido”. Tanto hasta alcanzar la cifra redonda de 15 fundaciones del Grupo Orange, llegando incluso a realizar también trabajos de acción social donde no existe esta organización. Concretamente, Manuel Gimeno explica que “a nivel Grupo, se puede hablar de 22 millones de euros gestionados desde las distintas fundaciones en 30 países, llegando a 1.800.000 beneficiarios”, y en el caso de España hay un total de 9 trabajadores dedicados plenamente a las funciones de la Fundación. 

Postureo real                                                                                            

La pregunta es obligada, y el coloquialismo reluce al momento. ¿Cuánto de postureo empresarial hay en todas estas acciones sociales? Así, Santiago Moreno sale rápidamente al paso y afirma que “la Fundación Vodafone España no tiene ninguna relación con las actividades comerciales de la operadora. Nuestros proyectos son siempre gratuitos y abiertos a todas las personas. El reconocimiento de nuestra labor se aprecia en el día a día, trabajando muy de cerca con las asociaciones y entidades con las que colaboramos”.  

Del mismo modo, el director general de la Fundación Orange, al ser preguntado sobre cómo se convence a las personas de que hay un trasfondo social, resulta muy claro: “habrá quien nunca se deje convencer... existen a veces posiciones numantinas que no permiten entender que el papel de una empresa en el siglo XXI ha cambiado, que el concepto de maximización del beneficio se puede matizar y que ocupamos un lugar cada vez más importante en la confección del Tercer Sector, a su vez cada vez mayor y de mayor trascendencia social. Son hechos irrefutables que no corresponden ni a incentivos fiscales, ni a supuestos lavados de cara, ni a devoluciones de nada a nadie, simplemente de una nueva concepción de empresa que implica un papel en la sociedad que trasciende el de proveedor de bienes y servicios”.


Pero dónde surge la acción social                                                           

Ya sabemos cuántos son, lo que destinan a ello, y el motivo de por qué lo hace. Pero nos falta saber el resultado final y cómo se decide. Es decir, por qué una acción y no otra. Así, Manuel Gimeno desde la Fundación Orange nos aclara que se basa en “el criterio de comunicación, algo bien comprensible en una empresa que trata de poner en contacto a las personas. Así, en el caso de la discapacidad trabajamos con algunas que tienen acusados déficits de comunicación, como son el autismo o las discapacidades visual y auditiva. También dedicamos recursos a la alfabetización digital, herramienta educativa básica en el mundo que nos está tocando vivir”. 

Por su parte, el director general de la Fundación Vodafone nos explica que para ellos “es esencial que todos nuestros proyectos se sirvan de la tecnología móvil para mejorar la calidad de vida de las personas y estén dirigidos a las personas con discapacidad y las personas mayores. Las iniciativas, además de innovadoras, deben ser sostenibles y atender al mayor número de beneficiarios posible. Estamos en contacto permanente con las principales asociaciones del tercer sector para que nos indiquen cómo las TIC pueden ayudarles a cubrir ciertas necesidades, y de manera conjunta desarrollamos proyectos que aporten soluciones reales a sus problemas”. 

Con todo esto, ahora será cada uno el que juzgue el papel que juegan estas fundaciones, si creen en lo que dicen y lo que hacen, o verdaderamente piensan que todo es “de cara a la galería”. Pero los esfuerzos que realizan, y sobre todo la ayuda que reciben muchos y diversos colectivos de personas, hacen pensar que se trata de algo real, humano, y que verdaderamente surge con vocación social. Esperemos que se siga manteniendo. 

Por: Raúl Masa (@raulmasa)

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