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Españoles: ¡Gowex ha muerto!


Las palabras parecen sinceras, es más, un cierto temblor en la voz mientras agradece a su mujer que “siempre esté ahí”, denota que quien habla se ha quitado el traje de CEO de una compañía presente en 87 ciudades de países distintos” […] “La ambición como destino, la realidad en forma de resultados y el trabajo como única forma de seguir creciendo”. El dolor que tengo dentro de mí desde hace unos días tiene un diagnóstico claro: alguien me la ha clavado hasta el fondo. Ese alguien es Jenaro García, el capo de Gowex en quien confié, al que creí sus palabras ahora descubiertas como mentiras. 

La cita que encabeza este texto pertenece al último acto que cubrí sobre Gowex. Fue hace 2 meses, el día que realmente estaba prevista la visita de la alcaldesa de Madrid Ana Botella, pero que fue suspendida por incompatibilidad electoral. Esas palabras, que en estos momentos parecen pura adulación embebida de quien confía ciegamente en algo, ahora me avergüenzan. Pero no solo eso. Hace un mes pude charlar con la responsable de Marketing de Gowex. La estructura y los planes de futuro eran perfectos, no había por qué sospechar nada más lejos de que les fuera muy bien, ¿pero cuál era el problema de que no parasen de crecer? 

Lógicamente, una vez que el miura entra en los corrales surgen diferentes tipos de “Manoletes”. Los que sabían todo, quienes lo habían previsto… sospechas, teorías que concuerdan. Todo me parece lícito, pero la única realidad de este humilde periodista es que después de 3 años siguiendo a la empresa nunca sospeché de algo tan oscuro y turbio. Sin que sirva para “manoletear”, puesto que lo estoy criticando, no es menos cierto que en ocasiones me resultaba curioso que de algo tan pequeño se pudiera hacer un negocio tan grande e internacional. Pero como digo, he seguido la evolución de la empresa, sus oficinas, los empleados que iban creciendo, el proceso de internacionalización. Todo normal en una empresa tecnológica dentro del segmento con más pujanza en estos momentos. 

Si me dicen que facturan “X” dinero, pues lo asumo en sus cuentas de resultados. Si ganan un contrato, se les pregunta por el monto total de la operación, pero la respuesta es “por política de empresa no se dan esas cifras”, ¿cuántas hay que dicen lo mismo? No niego que mi problema no fuera una ingenuidad absorta, pero deben creerme, yo vi llorar a Jenaro en ese primer acto fallido con la alcaldesa de Madrid, sus ojos derrochaban emoción, seguridad en sí mismo. Bien es cierto que ahora muchos se apuntan a la teoría de que algo en su cabeza no andaba del todo correcto, pero vuelvo a hacerme una pregunta, ¿cuántos altos cargos parece que no tienen todos sus patitos en fila? Demasiados.


¿Gowex ha muerto?                                                                                   

No voy a entrar en estos momentos a especular cómo queda la compañía. Para ello, pueden seguir cualquier enlace donde propondrán, supondrán y especularán con todo lo que ha sucedido y lo que tenga que acontecer. Prefiero centrarme en el lado humano de Gowex, en lo que se le viene encima ahora a muchas personas que allí trabajaban, y también, cómo no, en el papel que hemos tenido los profesionales de la comunicación en todo esto. 

Sobre los primeros, y después de 3 años, tengo personas conocidas y allegadas con las cuales he podido hablar, y que también tienen ese dolor interno, el que provoca que alguien a quien respetas y admiras te la haya clavado. Son el eslabón más frágil de esta cadena, y por otra parte, en lo que a Comunicación se refiere, uno de los más criticados, pero sin razón, aunque no vayamos pidiendo empatía a quienes no son capaces de salir de su pellejo ególatra para ponerse 1 minuto en la piel del otro, el que lo está pasando mal en este caso. 

Y así llegamos al papel de la prensa y muchos compañeros a los que no he reconocido durante estos días. Mi teoría es que, al igual que yo, han sentido que alguien se la ha clavado, porque también han adulado en mayor o menor medida a Jenaro, y ahora, al sentirse estafados, han liberado al kraken y todo ha sido bilis sensacionalista y en muchos casos dañina. Me parece correcto ir contra Gowex y Jenaro, pero más de uno se ha pasado de frenada, sobre todo los primeros días, y no han medido que mucha gente “inocente”, creo que la inmensa mayoría, estaba sufriendo por esas duras palabras. Sigo sin entender por qué debe escribirse con mala leche. ¿Hay que denunciar las prácticas fraudulentas de Gowex? Claro que sí, no puede escaparse nadie que haya tenido implicación, ¿pero es necesario gastar ese odio cuando hay gente de por medio (trabajadores) con familia y que pueden estar sufriendo? En ese punto no coincido. 

Además, los “yo lo vi venir”, pero que hasta hace una semana no sabían ni qué era Gowex, son otros especímenes dignos de la fauna mediática que nos acompaña. Gente que no pisó nunca sus oficinas, que no habló con Comunicación, que no han estado a 2 metros de Jenaro García pero que ahora hacen toda clase de perfiles… Y con ellos me pongo a mí delante como responsable por no haberlo visto venir si tanto presumo de haber cubierto la información de la empresa, y como periodista me lo reprocho

Muchas preguntas al aire y pocas respuestas. Ahora es el turno de la justicia una vez que el expresidente ha confesado. ¿Qué pasará con los accionistas?, ¿y los trabajadores?, ¿los órganos de vigilancia de los mercados bursátiles serán más efectivos? Mi intuición me dice que nada va a cambiar, que algunas empresas del MAB están igual de podridas, y me consta, que el regulador está a otros asuntos, y que los medios crearán otro “Gowex” al que adular y hacer entrevistas molonas para luego matar según les convenga. La Administración seguirá igual de pringada con financiaciones “a dedo”, las burbujas nacerán, crecerán y morirán, y todo en su sitio. Como decía Jenaro, “esto es la vida”. 

Por: Raúl Masa (@raulmasa)

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